Iron Maiden publica "The number of the beast",un clásico del Heavy Metal
Poco se puede añadir a las muchas cosas que se han dicho ya sobre este disco. Probablemente es el disco más conocido de Iron Maiden, uno de sus mayores éxitos a lo largo de su historia y también uno de sus mejores trabajos a nivel musical.
El grupo acababa de cambiar de vocalista, incorporando al genial Bruce Dickinson en sustitución de Paul Di’Anno. El estilo del grupo había perdido buena parte de sus influencias más punk y su sonido era totalmente personal, algo a lo que la voz de Dickinson contribuye de forma notable.
Desde el primer tema, “Invaders”, se puede sentir la fuerza que destila este disco. Se trata de un trabajo muy dinámico. Lleno de energía, “Invaders” es un tema bien conseguido y apropiado para el directo que, sin embargo, se ve eclipsado por los auténticos temazos del disco. Uno de ellos es el que le sigue, la mítica “Children Of The Damned”. Con un comienzo que contrasta completamente con el del anterior tema, esta canción arranca de forma suave, haciendo creer que va a tratarse de una balada. La entrada de Bruce es un ejemplo de feeling y garra que nos permite disfrutar de una pequeña demostración de sus capacidades en el estribillo. Tras un par de estrofas a un ritmo bastante calmado, el tema cobra fuerza tras el segundo estribillo. El resultado final es uno de mis temas preferidos de La Doncella y toda una demostración de lo que el grupo es capaz de conseguir.
El siguiente corte, “The Prisoner”, es una canción muy completa, con un riff muy interesante y un estribillo fácilmente coreable. A pesar de ser un buen tema, tanto su predecesora como el que le sigue lo eclipsan bastante. En este tema Dickinson volvió poner un ejemplo de su capacidad con una interpretación verdaderamente interesante.
El siguiente tema del disco se ha visto relegado a segundo plano en muchas ocasiones, a pesar de ser un corte de primer nivel. “22 Acacia Avenue” es uno de mis temas preferidos de Iron Maiden, con una de las letras que más me gustan, perteneciente a la “saga” comenzada con “Charlotte The Harolt”. Además de contar con un buen trabajo compositivo, la interpretación general del grupo es excelente.
Lo que viene a continuación es una de las canciones más míticas, no solo del grupo, sino de la historia del Heavy Metal. Se trata del tema homónimo al disco, “The Number Of The Beast”. Su introducción es inconfundible, así como su riff y su estribillo. Ha asistido a la totalidad de conciertos de Iron Maiden desde que fue compuesta. Desde el primer momento fue recibida como una especie de seña de identidad del grupo por parte de los fans. Solo puede definirse como “mítica”.
La que le sigue no se queda muy atrás. Se trata de “Run To The Hills”, que probablemente tiene el comienzo de batería más famoso de la historia del Heavy Metal. Si lo demostrado hasta ahora era poco, en este tema el grupo cuaja una de sus mejores interpretaciones del plástico. Divertida, dinámica, sencillamente inconfundible.
Tras estos dos “monstruos” llega “Gangland” que ciertamente baja algo el listón. Sin ser un mal tema, tanto el que tiene como antecesor como el que viene a continuación son notablemente superiores, lo que le ha hecho muy mala publicidad a este tema, que, cuanto menos, es entretenido. El peor corte del disco con diferencia.
Y para terminar nos encontramos con el que para mí es el mejor tema que Iron Maiden ha compuesto jamás: “Hallowed Be Thy Name”. No la voy a analizar, ni a describir. No tengo palabras para ello, porque este tema son sentimientos, tiene una magia distinta, especial; ese toque que solo tiene La Doncella. Sublime.
Para finalizar solo me queda añadir que de poco sirve a estas alturas hacer un análisis exhaustivo de este disco, porque todos los que estamos lo conocemos y para los que vendrán después habla por si solo.
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